El Parque Natural de la Bahía de Cádiz es uno de los principales humedales costeros de Europa. Forma parte de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. Tiene una superficie que supera las 10.500 hectáreas y es uno de los Parques Naturales más singulares por la diversidad de su ecosistema que engloba un verdadero laberinto de dunas, caños, marismas y playas.
Nuestra Playa 5 estrellas se extiende a lo largo de 5 kilómetros del litoral atlántico. Es una playa virgen integrada en el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, un verdadero paraíso enmarcado por dunas y marismas. La calidad de sus aguas y su finísima arena dorada la han hecho merecedora de la Bandera Azul de las Playas Limpias de Europa y tiene la excelencia certificada con la Q de calidad turística.
En ella se puede disfrutar de un agradable ambiente familiar y encontrar, si lo prefiere, lugares apartados y tranquilos donde la brisa y el mar serán sus únicas compañeras.
El Centro de Visitantes del Parque Natural Bahía de Cádiz se encuentra junto a la playa de Camposoto. Es el punto de partida ideal para descubrir un entorno natural único pues está próximo a varios senderos. En su interior disfrutaremos de la exposición permanente «Una historia de agua y fango», que cuenta con sorprendentes maquetas y paneles coloristas que nos descubren los valores de este singular espacio natural. Desde el mirador del centro se pueden realizar avistamientos de aves en su propio hábitat. Si deseas conocer el Parque Natural Bahía de Cádiz, no dudes en visitarlo.
A través de las marismas hay trazados una serie de senderos que nos llevarán por parajes de extraordinaria belleza paisajística: el Sendero del Río Arillo – Salina Tres Amigos, el de la Punta del Boquerón y el Sendero del Carrascón. Entre las experiencias que podemos vivir se encuentra la observación de aves y del color cambiante de las aguas. La sabia distribución de caños y esteros conforma un paisaje natural y cultural que nos habla de la ancestral industria salinera.
Durante muchos años hablar de San Fernando era hablar de la sal. Las salinas forman parte del paisaje y del medio para la conservación de numerosas especies de aves acuáticas. Se caracterizan por una serie de estanques con distintas profundidades que facilitaban la cristalización de la sal, excavados en la marisma y conectados por una red de caños y canales por donde penetran las mareas. Las salinas han sido y son el símbolo de una forma de vida, parte de la historia y de las señas de identidad. Es uno de los elementos esenciales del paisaje natural y cultural que se presenta ante visitantes y viajeros.
Es probable que este tipo de construcciones o sus vestigios pasen desapercibidas durante un paseo por nuestro entorno natural. Se podría pensar que fueron viejos caseríos construidos caprichosamente en esos lugares tan específicos; pero, nada más lejos de la realidad. «Mucho tiempo antes de que el entendimiento humano alcanzase a comprender las razones por las que dos veces al día, de forma rítmica y periódica, el nivel de las aguas del mar asciende y más tarde desciende, se aprendió a aprovechar esta oscilación cíclica del agua como fuerza motriz que movía ingenios construidos para moler el grano: los molinos de marea». Sin lugar a dudas fueron referentes en la actividad industrial de la zona y exponentes tecnológicos en los siglos XVII y XVIII.
El Jardín Botánico tiene entre sus objetivos el de conservar las especies vegetales andaluzas que se encuentran amenazadas de extinción. Una de sus labores es mostrar a los visitantes la riqueza vegetal de la provincia de Cádiz. Además, cuenta con una colección de plantas ornamentales usadas habitualmente en los parques y jardines de nuestros pueblos y ciudades.